domingo, 18 de abril de 2010

Ejercicios Mediterraneos

"... Volvimos a saborear el deseo de más besos y abrazos. El vino, tinto, fino y exquisito, ya musitaba desde el vientre dulzuras de niño. La vela, apagada, seguía azulando luz. Tu bolsa azul y la mía, negra, recuperaron el suelo.

Entre ceras, vinos y besos me sentí esa noche llave, puerta y camino; suelo, un poco muro y sólo un algo de techo. También fui las gotas húmedas del agua limpia y corriente del grifo que movieron a placer las sales y aguas de sabores, sudores y olores de tu piel, quedando en ellas perfumado...; y toallas; y las sábanas que abrigaban de unos aires madrugadores que, aun naciéndote calor, se te antojaban fríos; y balcón y armario y espejos (...). Y forjada la memoria solamente de los recuerdos de unos futuros prometidos antes, me sentía fundir con todo alrededor, siendo toda la estancia de ese hotel yo mismo, abrazándote sin dejar en mi abrazo casi espacio a respirar al propio aire... (¡lo siento, aire!).

Me sentí a la vez el pedazo de ciudad que te responde en azul a todo lo que tú la amas y que, en voces y perfumes y algo de luz, asomaba contemplando, casi ya anocheciendo..., sigilosa por el balcón.

Con todo, un todo en todo me mezcló. Mi cuerpo era una parte más de ese mobiliario fácil, funcional y perfecto del sentimiento y desde todo ello te miré y te vi y ahora de nuevo te veo y, abrazándote, ahí, te aprendo desde cada paso paseando en cada mirada sin edad, mirada en azul y bello y, en todo, todo lo cierto que nace en lágrima y beso para acariciar todo lo tímido y hermoso, desnudo y tembloroso, que tu ilusión, desde la piel, por donde quiera tatuada a sol, sirena serena y muy a menudo sonriente todo lo real del sueño... y no digo que fue un sueño ni, aun, un sueño de Alejandría.

* Recuerdo que la abundancia de lágrimas y besos en estos textos presentes se justifica al deberse a ellos la respiración, posible, en los cruces de caminos, ya que deslizándose desde la idea por las avenidas, las riberas y las diversas callejuelas de sangre, tejen, en puntos de cruz, lo azul que posee el aire.

...

Acantilándome ayer, siendo habitación con vistas a ti, en cada rincón guardé el deseo de que un mañana, cuando tú y yo ahí fuéramos recuerdo, apareciera en ti, tatuado de azul, un yo, el tuyo, muy muy cerca de tu mirada, amaneciendo con esa luz que preludia noche.

Y ... siendo cierto que no podría por ti, ni podré por nadie, ser una habitación de la naturaleza como la de una noche a mar, ¡no!, no lo siento, porque aun limitado, humano, fui en verdad cierto.

Nunca antes, y sé que armándome de dudas para un después entre alejandrismos y sueños, sentí un te amo y un te quiero a la vez.

+

Ahora mi mano recuerda que cientos de veces ha dibujado milenios de aires escritos a gritos asfixiados en lágrimas y besos necesarios.

aire aire aire aire aire aire aireairEaiREaIREAIREAIREAIREAIREAIReAIreAirea ir "


(Ejercicios mediterráneos

sobre las cosas azuladas

hacia tres de las cruces).

Fragmentos.







Aun, aunque esta semana nos dibujes libros, y te toque leerlos mas que escribirlos,me deleito con los escritos añejos que para nada me cuestan volver a leer.